El Reconquista, al igual que el Riachuelo, es uno de los ríos mas contaminados del país. Su cuenca cubre unos 1670 kilómetros cuadrados y su recorrido atraviesa 18 partidos de la provincia de Buenos Aires hasta desembocar en el río Luján.
Se ha verificado que el Reconquista aporta el 33 por ciento de la contaminación industrial y cloacal al estuario del Río de la Plata. De las doce mil industrias radicadas en su cuenca, se ha estima que unas 700 vierten en sus aguas, de modo clandestino, efluentes con residuos. En esa misma cuenca, altamente contaminada, viven cerca de cuatro millones de personas y una población igualmente numerosa se relaciona o depende económicamente de las actividades que allí se desarrollan.
En la década del 80 alcanzaron notoriedad las manifestaciones populares a orillas de los ríos Tigre y Reconquista. Allí se dieron cita vecinos, embarcaciones, isleños y deportistas náuticos que expresaron su indignación por los alarmantes resultados de los análisis químicos y bacteriológicos realizados. Esa inquietante información fue presentada a la comunidad y a los gobernantes. Y se exigió la elaboración de un plan para el saneamiento de la cuenca , así como la constitución de una autoridad de cuenca para el control de los 18 municipios afectados.
En 1984, a pedido de varias organizaciones no gubernamentales, lideradas por la Fundación Pro Tigre, se llevó a efecto en el Senado de la Nación la primera audiencia pública en la que se profundizaron las cuestiones de jurisdicción y competencia del río Reconquista. En esa oporutnidad se subrayó el carácter provincial de esa problemática y se decidió elevar las recomendaciones correspondientes al gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Luego de varios años, en 1995, el Estado nacional firmó un acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el otorgamiento de un préstamo de trescientos ochenta millones de dólares destinado a cumplir con obras de saneamiento y control de las inundaciones. La provincia de Buenos Aires debía aportar, como contraparte, cuatro plantas de tratamiento de desechos cloacales y, además, debería asumir el compromiso de disminuir de modo sensible la contaminación industrial y cloacal. Solamente se cumplió con la construcción de la obra hidráulica.
Se ha verificado que el Reconquista aporta el 33 por ciento de la contaminación industrial y cloacal al estuario del Río de la Plata. De las doce mil industrias radicadas en su cuenca, se ha estima que unas 700 vierten en sus aguas, de modo clandestino, efluentes con residuos. En esa misma cuenca, altamente contaminada, viven cerca de cuatro millones de personas y una población igualmente numerosa se relaciona o depende económicamente de las actividades que allí se desarrollan.
En la década del 80 alcanzaron notoriedad las manifestaciones populares a orillas de los ríos Tigre y Reconquista. Allí se dieron cita vecinos, embarcaciones, isleños y deportistas náuticos que expresaron su indignación por los alarmantes resultados de los análisis químicos y bacteriológicos realizados. Esa inquietante información fue presentada a la comunidad y a los gobernantes. Y se exigió la elaboración de un plan para el saneamiento de la cuenca , así como la constitución de una autoridad de cuenca para el control de los 18 municipios afectados.
En 1984, a pedido de varias organizaciones no gubernamentales, lideradas por la Fundación Pro Tigre, se llevó a efecto en el Senado de la Nación la primera audiencia pública en la que se profundizaron las cuestiones de jurisdicción y competencia del río Reconquista. En esa oporutnidad se subrayó el carácter provincial de esa problemática y se decidió elevar las recomendaciones correspondientes al gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Luego de varios años, en 1995, el Estado nacional firmó un acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el otorgamiento de un préstamo de trescientos ochenta millones de dólares destinado a cumplir con obras de saneamiento y control de las inundaciones. La provincia de Buenos Aires debía aportar, como contraparte, cuatro plantas de tratamiento de desechos cloacales y, además, debería asumir el compromiso de disminuir de modo sensible la contaminación industrial y cloacal. Solamente se cumplió con la construcción de la obra hidráulica.
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